Tuesday, June 29, 2010

“No tengas un sueño, tené un plan”*

Noviembre de 2009. Sentado en una sala minúscula espero el llamado del médico. Hace 45 minutos que tendría que haber pasado a verlo. Estoy rodeado de ancianos de peor humor que yo. En Buenos Aires se acerca el verano y en la sala de espera el calor empieza a agobiarme, lo que me obliga a hojear una revista Gente.

Por fin me atienden. Le comento al doctor que me recomendaron hacerme un examen general porque me voy a viajar por África. Su rostro se transforma, y haciendo esa seña con el puño cerrado, tan bien descrita por Fontanarrosa, me pregunta “¿y para que te vas a África?”.

En el momento fui preso de la ira y me dije qué mal que exista este hombre, ¿qué será? ¿envidioso o boludo? Pero logro reprimir mi instinto y esbozo una sonrisa teatral: “Para conocer”, contesto.

Sin acotar una palabra, el médico me revisó sin detenerse mucho en ningún lugar. Como imagino que hacen todos los médicos cuando uno acude por un chequeo general”, me mandó a hacer varios exámenes que obviamente nunca voy a hacer. Algo grave hubiera saltado en esa revisación.

Abril de 2010. Salimos del aeropuerto de Nairobi, Kenya, rumbo a Milimani Backpakers. A 500 metros de la salida del aeropuerto vemos unas cuantas jirafas caminando por el Parque Nacional Nairobi. Me acuerdo del médico, de la sala de espera, de la revista.

Y me siento sano.

*Escrito en un matatu de Mombasa, Kenya

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