No estábamos en la altura, pero con el calor que hacía, jugar a las dos de la tarde parecía una locura. Claro que a los locales no les molestaba en absoluto, y a la hora programada, con el sol bien alto y pegando fuerte, empezó el partido. Ya la caminata de nuestra casa a la cancha nos había matado, pero empezamos bien. Metimos un par de goles y parecía que dominábamos y nos llevábamos el triunfo para Argentina.
Pero las piernas empezaron a pesar toneladas, y el segundo tiempo duro más o menos una hora. Sobre el final, perdimos un partido increíble. Para colaborar con el club, donamos una pelota y ellos prometieron hinchar por Argentina en el mundial. Hicimos negocio.
Me gusta el enfoque "desde lo que se siente" en un continente "olvidado"... Gracias por compartirlo!!! y... Vamos Argentina Carajo!!!
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